domingo, 10 de enero de 2010

EL SECRETO DEL AIRE

Cada mes de Diciembre, Luis Remedio recibía una caja de madera con dos botellas de cava brut nature. Tras firmar el recibí, subía cargado lentamente las escaleras hacia su piso, un tercero en una humilde finca sin ascensor. Sabía la procedencia del detalle, y la gente en general habría lanzado un "oooohhhh" de admiración, si hubiera sabido que éste era enviado directamente desde la oficina del mismísimo Alejandro Holgado. Sí, sí, el presidente Holgado. "Aún se acuerda de mí, el cabrón...", murmuraba mientras abría la puerta de su vieja vivienda.
Ya en su casa, tragaba saliva, y embargado por el recuerdo, evocaba un hecho trascendente ocurrido muchos años antes.
MUCHOS AÑOS ANTES...
Sentados en las butacas delanteras del auditorio, Luigi y Alex estrujaban el folio que tenían escrito, mientras esperaban su turno. "Déjamelo un momento", pidió Luigi, "esto lo borramos: mejor no lo comentes ahora". Y Alex asentía, "Vale, ¿pero no quedará un poco corto entonces...?". "...no, porque quitaría relevancia sobre el tema principal". Luigi tachó entonces un párrafo. "Luigi, tío, ... estoy muy nervioso... la voy a cagar...". "Tranquilo, Alex, lo hemos repasado un montón de veces... y va a salir muy bien... va a impactar...cuando acabes vamos a brindar con cava por el éxito ".
Desde el escenario, el mantenedor clamaba, ".¡..turno para la voz de los jóvenes, turno para nuestros compañeros Alejandro y Luis!".
Se dieron un codazo, eran ellos, les tocaba. Se levantaron. Luigi, se ajustaba las gafas a modo de tic. Subieron las escaleras. Los focos les cegaban. Miedo escénico. Una multitud se centraba en ellos. "Buenas noches", titubeó Alex. A su izquierda, mucho más bajito e insignificante, Luigi. El micrófono amplificaba la voz del orador. A la tercera frase, se impuso silencio. "Por eso, desde aquí, ha llegado la hora, iniciamos una andadura en la que con vuestro apoyo necesario y nuestra entrega total...".
Hubo una pausa valorativa. Luigi se sabía de memoria, palabra a palabra el texto, miraba el gesto de Alex, "lo está bordando", pensaba, "se mete a la gente en el bolsillo".
"Ahora, queridos amigos, requiero vuestra máxima atención, escuchadme por favor lo que os tengo que decir...". Alex carraspeó. Miró al centro del auditorio.
Entonces ocurrió el desastre que pudo cambiar el curso de la Historia con mayúsculas.
Sonó una ventosidad estrepitosa, cuyo estruendo captó con toda nitidez el micrófono haciéndolo resonar en dolby digital surround por la sala entera. Alex no pestañeó. Ni se inmutó. El público, quedó por momentos perplejo, sin sangre.
Todo se venía abajo repentinamente. Seguro que en las crónicas había descritos miles y miles de chistes escatológicos, pero casi todos ficticios y sobre todo ninguno referido a un candidato político con posibilidades.
Era el momento de una gran decisión, de un gran sacrificio.
Luis, con un enorme sentido de la responsabilidad y altura de miras, levantó la mano, y dijo "Perdonen: he sido yo". Y después bajó la cabeza. Alex, entretanto, recobró el uso de la palabra, "...por poco nos matas, amigo, je, je...". Un murmullo de reprobación saltó desde las gargantas de la multitud, que empezaba a sentirse seriamente gaseada. Los más atrevidos, desde el fondo, lanzaron silbidos y le increparon, "saboteador...", "...vete de ahí, que contaminas a nuestro candidato...".
A partir de aquel acto político, Luis se convirtió en un "apestado" para el partido. Se ganó apodos de las lenguas viperinas, siempre especialmente crueles con los más débiles... "mofeta", "cagón", "el que se fue por la patilla...". Terminó pidiendo la baja y marchándose a su casa.
Con ese sambenito, ningún trabajo (en caso de conseguirlo) le duraba gran cosa. Emocionalmente inestable, fue rodando de psicólogo en psicólogo hasta que uno le sugirió una sesión de hipnosis, "en la que liberara el trauma que le atrapaba el subconsciente". Él salió despavorido por temor a que su subconsciente revelara un secreto capaz de hundir un gobierno.
Por aquel entonces, en su nevera ya se acumulaban varias botellas de brut nature.

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